Ayudando a los que sufren

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Por Luis Mellado

El legado más valioso que un líder puede dejar no es un legado enfocado en logros, mas bien es un legado enfocado en las vidas que tocó y afectó para bien.

Cualquier misión es vacía sin las personas que se unen a ella y sin las personas que se pueden beneficiar de ella. En estos tiempos de huracanes, terremotos y desastres naturales que causan tanto daño y dolor a muchos, y al observar a tantos colegas enfrentar pérdidas de seres queridos, enfermedades y tragedias debemos preguntarnos como líderes ¿cómo puedo ayudar a los que sufren?

Entre las cosas que podemos hacer, en esta ocasión quiero mencionar cuatro.

  1. Lo primero que podemos ofrecer a los que sufren es nuestra cercanía, aún cuando la distancia geográfica es grande. Entre lo más valioso que un ser humano puede experimentar es sentir que no está solo. Aún cuando no entendamos todo lo que otros están pasando podemos decir “aquí estoy, eres amado, eres importante para mí.” Y cuando no sabemos que decir, el decir “estoy aquí para escucharte y para ayudarte” es muy significativo.
  2. La segunda cosa que podemos hacer es traer esperanza. Aparte de la soledad, la falta de esperanza es la fuerza más destructiva que un ser humano puede experimentar. Traer esperanza es ayudar a otros a darse cuenta que aunque las cosas están mal, no se van a quedar así. Aunque se encuentren en un valle oscuro, lo van a atravesar, van a salir adelante. La historia no se ha acabado, es sólo un capítulo duro. La razón más certera de nuestra esperanza es Dios, sabiendo que Él tiene cuidado de nosotros, que no nos dejará, y que sus planes para nosotros son buenos. El nos dará la gracia y el poder para enfrentarlo todo y seguir adelante. La Biblia está llena de historias de personas que enfrentaron todo tipo de adversidad y cómo Dios los ayudó.
  3. La tercer cosa que podemos hacer es animarlos a ser valientes. A no desmayar, a no darse por vencidos. Ayudarlos a soñar de nuevo y a levantarse para triunfar sobre sus circunstancias. Si podemos ayudar a alguien descubrir y perseguir el sueño de Dios para ellos en medio de la peor situación, lograremos encaminarlos en la dirección correcta.
  4. La cuarta cosa que podemos hacer es dar. Las palabras tienen su peso y su lugar, pero cuando están respaldadas por la generosidad su efecto se multiplica exponencialmente. Hay muchas personas, iglesias, organizaciones y empresas que han mostrado su generosidad al dar dinero, víveres y objetos de necesidad. Si piensas “no tengo mucho que dar” da lo que puedas.

Tal vez puedas dar un nombre, alguna conexión o alguna idea. Eso también es muy valioso. Pero sobre todo, no nos cansemos de dar, nuestros amigos y hermanos van a necesitar ayuda por algún tiempo. Caminemos con ellos a lo largo del camino de su recuperación.

Seamos la familia de Dios, seamos el cuerpo de Cristo – llevemos la esperanza, el amor, la fortaleza y el ánimo que sólo Él puede dar.

La Cumbre Global de Liderazgo. PIB Satélite. 2017.

 

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