Por Luis Mellado
En muchas ciudades alrededor del mundo hay monumentos que adornan sus calles y sus parques. Algunos de esos monumentos tienen estatuas o imágenes de hombres y mujeres que contribuyeron de alguna forma significativa a la historia de esa ciudad o nación. Otros monumentos representan, recuerdan o celebran alguna época, una gran victoria o movimiento especial en su historia.
Esos monumentos sirven para que las siguientes generaciones recuerden que en su historia han existido hombres y mujeres valientes que se levantaron en medio de la oposición, peligro e incertidumbre, y que fueron capaces de sacrificar hasta su propia vida por obtener lo que esperaban.
Curiosamente, muchos líderes están viendo hacia atrás. Y creo que es importante hacerlo, no para añorar algo que ya pasó y que no va a regresar, sino para ver que en nuestro pasado hay victorias ganadas cuando escogemos ser valientes. Pero aparte de la valentía está el factor de la fe.
Y que por sus venas corre la sangre de estos héroes. El día de hoy estamos en una intersección crucial en donde estamos decidiendo el rumbo de nuestras organizaciones y su relevancia en el futuro. Esto requiere valentía y el tomar decisiones difíciles.
En la Biblia, en el Antiguo Testamento, vemos que el pueblo de Israel edificaba altares después grandes victorias, logros o acontecimientos en su historia. Un ejemplo de esto es el altar de doce piedras que edificaron bajo las órdenes de Josué cuando cruzaron el Jordán y las aguas se dividieron para entrar a la tierra prometida. Ese altar serviría como monumento, para que recordaran a las siguientes generaciones. Les ayudaría a fortalecer su fe en Dios y confiar en el que todo lo puede.
Para aquellos que somos personas de fe, tenemos en nuestra historia personal y en la de nuestra organización victorias y logros. Estos nos deben servir como recordatorios o “monumentos” de lo que es posible cuando somos valientes y tenemos fe. Todos, de alguna manera, somos parte de algún movimiento, y todos los monumentos tienen su ciclo de vida.
Los líderes sabios logran discernir en dónde se encuentran dentro de ese ciclo y toman decisiones acertadas. Esos líderes se preguntan: ¿Qué tan realistas son mis metas al considerar en dónde me encuentro y los factores externos que no controlo? ¿Qué ajustes necesito hacer? Y por último, ¿Qué pasos de fe necesito dar?
El pueblo de Israel construyó no sólo un altar, sino muchos. Recordándonos que la fe de ayer estuvo bien para ayer, pero hoy necesitamos fe fresca para hoy. Sigamos adelante, hay mucho más por hacer y sobre todo hay una misión que debemos cumplir. Si necesitas sabiduría, fuerzas, valor o fe, pídeselas a Dios. La Biblia dice que Él “recompensa a los que lo buscan con sinceridad.” Hebreos 11:6 (NTV).
“Entonces Samuel tomó una piedra y la colocó entre Mizpa y Sen, y la llamó Ebenezer y dijo: ‘Hasta aquí nos ha ayudado el Señor’.” 1 Samuel 7:12 (NBLA)
Luis Mellado es el Director Regional de La Cumbre Global de Liderazgo para México.